martes, 16 de julio de 2013

Manifiesto


Llevo en mis hábitos el sabor acético de la debilidad, con glándulas salivales que se rinden eyaculando precozmente a lo incapaz de resistir, en una clara connivencia con aguerridos folículos capilares que inmersos en abstención defienden la idea de un pasado mejor.
Es entonces cuando cambio respiración por olfato, mirada por vigilia y mi vida por un rato más, mis promesas se cubren de polvo y dicto edictos que difícilmente haya de cumplir.
Pues si hay algo que aprendí hace diez minutos es que apesto a esto que soy yo.

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