sábado, 2 de noviembre de 2013

Noche ingrata


A la sombra de una tarde sin ton ni sol, mojo las ballenas podridas de la noche anterior.
A contrapelo de bigote de perro, busco respuestas en un cielo deshabitado y la intolerancia, que nunca estuvo tan de moda, exhibe la moneda corriente del egoísmo, cual mendrugos de un amor extinto.
Los excesos que la edad despoja muestran la siniestra carcajada que lucen los ahorcados, aún trémulos, tan irreversibles.
Mientras tanto, la agotada noche ingrata sentencia esta esterilidad sintáctica, negándome la palabra justa para poder acabar con este poema.
Sin más caso que dejar estas líneas truncas y renovando mi aversión por la soberbia irrupción de Inti, me decido por dormir.

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