viernes, 5 de octubre de 2012

Catalizador de polaridad

La sonrisa ósea, incompleta, esporádica y casi extinta de una mueca dibujada producto de la felicidad carente.
El atavismo lumpen, harto de los privilegios siempre ajenos, con el puño cerrado, lleno de bronca, palitos cortos y números altos.
Las respuestas esquivas de una realidad demasiado cierta, de una vida estrepitosamente breve y desgarradoramente intensa.
La lengua abrasiva, irreverente y procaz que regurgita vidrio y acetona para escupir rabia y mocos rojos por el solo antojo causal de un destino que dio mucho a uno y nada a otro.
La indiferencia colectiva, catalizador de polaridad, imprescindible a la hora de aplastar a los que no dan nada por tener y catapultar a los que no tienen nada para dar.

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