Viejo de quehaceres y virgen de optimismo
siete lunes pegajosos de anticuerpos que no tengo
sin más piedra en el zapato que este mundo puntiagudo
con la firme convición de conseguir lo que he perdido.
La sonrisa la suspendo, el amor no se toca.
Más liviano de violencia podré continuar con otro poema.
No cargo con tanta seguridad.
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