Los ácidos estomacales pronto tendrán la situación resuelta.
Solo resta ver la suerte que la ingesta tenga en su paso por los
intestinos, pero debido a que ha sido mayoritariamente proteica imagino un
resultado libre de fermentaciones indeseables.
Afuera las hojas del sauce suenan por acción del viento como cuchillos afilándose
mutuamente en un claro ejemplo de simbiosis.
La dotación de cerveza en el gabinete que la mantiene fría acaba de
descender drásticamente
el domo que censaba su cantidad.
El reloj martilla sus segundos en mi cabeza.
Las actividades pendientes corroen mi supuesta tranquilidad.
La inminente muerte del sol en términos siderales comienza a afectarme.
De un modo centrípeto la oscuridad acaba con mi mirada periférica y avanza
hacia el iris.
Es el punto en que todo huele a descomposición.
Estoy en sintonía con el más devastador de los pesimismos.
Con un beso en la pierna a mi chiquito me dispongo a ir a dormir.
No sin antes decirle que todo va a estar bien.
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