miércoles, 29 de marzo de 2017

La descomposición de los recuerdos - (Un ensayo de La Memoria)

Es el asidero de nuestros recuerdos. Todo está ahí. Mediante intrincados mecanismos psicológicos filtra los diferentes momentos vividos, eligiendo los más agradables y ocultando los que no lo han sido tanto, convirtiendo de este modo a nuestro pasado en una época donde “todo fue mejor”. Para entrar en el terreno críptico del inconsciente necesito hacerlo con un ejemplo.  A menudo sueño que estoy frente a un tipo que lo sabe todo. Entonces yo pregunto y el espeta con sus conocimientos. Sus respuestas, acertadas o no, personifican mi inconsciente. Quién sino yo es el dueño de tales devoluciones. Ese es el modo que lo dimensiono. Es la caja negra donde todo va a parar y desde donde todo vuelve. En alguna región del cerebro llamada hipotálamo es donde se almacena todo nuestro pasado. Se aloja en células especializadas en forma de nucleótidos, unas moléculas muy comunes en la nomenclatura orgánica de la biología. Son formas químicas compuestas principalmente por Carbono, Fósforo y Nitrógeno, lo que las hace muy fácilmente asimilables en las distintas rutas catabólicas. Asumo por lo tanto que tales asimilaciones puedan ser una de las posibles causas del olvido en enormes facciones de la población, haciendo literalmente que sus recuerdos sean metabolizados para ir finalmente a parar a las negras aguas del ejido cloacal público. Los hay, por otro lado, quienes se resisten a la amnesia obligatoria que dicta el sistema, e imagino en estos casos gente que cargará hasta el final con esa dotación molecular en algún lugar de los confines cerebrales. Luego, en el instante final, indefectiblemente llegará el momento en que se apague la historia, se borren sus capítulos, se reciclen sus átomos, para volver a combinarse y poder entonces dar paso a la nueva vida.
A esto me refiero con la descomposición de los recuerdos.

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