martes, 5 de junio de 2012

Basta


El monoteísmo al Dios mercado está en franca decadencia, se le dejó sentir el ruido del viento y la furia, sin embargo no pudo solo.
Los salvatajes no se dirigieron a los sectores desprotegidos. Esta transfusión de divisas tiene siempre al brazo de un pueblo, harto de desnudar feas, en el extremo inicial del catéter y la hernia abdominal del banquero en el orificio opuesto.
El chanchito numismático, víctima del ajuste, sintió el cabezazo del martillo de la usura. Y una vez más la sangre civil engordó la morcilla que unos pocos degustaron.
Los atracones liberales, siempre ajenos, dejan favores con intereses, malos ejemplos y por sobre todo feos recuerdos.
Los sucesos que en tiempos críticos beben el consomé del enfermo terminal están llegando a su fin. O por lo menos a otro de sus fines.
Este mundo finito y frágil, soportado por pestilentes y arrugados sobacos de tortuga está queriendo decir basta. “Basta” de fin, vacío, limitado y acabado. Antónimo y parónimo de “Vasta”. 

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