miércoles, 25 de marzo de 2015

Por qué escribo

Carezco de toda aproximación a cualquier tipo de capacidad oratoria, siendo los pocos intentos llevados a cabo, meros espectáculos bochornosos, colmados de sudoraciones, tartamudeos, torpezas y palpitaciones.
A pesar de ser un reo del sistema, y sometido por ende a continuas intervenciones contra mi propia voluntad, no han conseguido hacer de este individuo un portavoz de la palabra del Señor, posiblemente por aversionar con la pedofilia, distar de apego a las dictaduras y desentonar con la caridad, perdiendo de este modo veinte siglos de absurdos disparates, un valioso contribuyente.
No he podido jamás ejecutar con fidelidad hasta el más rudimentario de los trazos emanados desde mi centro neurálgico, resultando en cada intento dignos mamarrachos sobre el soporte, plausibles de la más soberbia de las vergüenzas ajenas.
En lo referente a lo musical hay un trabajo realizado, pero puede decirse que si la intención es llegar a la otra orilla, cargo con la certeza de ahogarme, situación agravada por carecer de la hidrodinamia requerida, padecer pánico a toda profundidad mayor a mi estatura y, como es de esperar, una agitación prematura producto de un sedentarismo siempre dispuesto a empeorar hasta la más pútrida de las situaciones.
El deporte ha sido prácticamente pasado por alto a lo largo de todos estos años, una inminente aproximación y un prominente fracaso a temprana edad, han tenido una eficacia envidiable por cualquier campaña de desprestigio, llegando al punto de eliminar de la grilla televisiva, toda sintonía inherente al ácido láctico intramuscular.
En cuanto a la actuación tendré que considerar, y de modo permanente, que no es un terreno con posibilidad de transitar, pues el advenimiento de tecnologías digitales en lo concerniente al registro y reproducción de “ensayos personales”, ha logrado mostrar lo que el espejo y los amigos negaban, sepultando de este modo una buena posibilidad de expresión, al menos en esto que me ha tocado de vida.
Quizás, y solo quizás, por estos motivos me largué a escribir.

lunes, 9 de marzo de 2015

El ojo de la aguja

Hay un punto en que la noche pierde su capacidad intimidatoria, es el preciso momento en que se atraviesa el ojo de la aguja.
Un punto que dista entre el ocaso y el alba como distan los lunes y los martes, las noches y las cigarras o el apoderado y el lumpen.
Y mientras enebro el istmo metálico, diluyo mis ganas de morir y matar, se clava para entonces su risa en mi ceño y es cuando recuerdo aquello de salir del laberinto sin despegar mi mano de la pared.
Todo es más fácil ahora, la inminente muerte del Sol no parece importar lo que hace un momento, y la interminable lista de lo que podría haber sido, deja de refregar a su hermana menor sus inoportunos alardes de grandilocuencia.
Un llanto desgarrador, producto de una extraordinaria tolerancia a la lactosa, me recuerda que vale la pena irse a dormir.

domingo, 8 de marzo de 2015

Villa

Barro
herrumbre y resaca
osamenta y ojota
diente y colchón.
Ansiedad
cirrosis y risa
lactancias y chapas
reviente y religión.
Podrido
cubiertas y putas
torta frita y angustia
dignidad y cartón.
Villa
estampita y mondongo
poesía y pasillo
allanamiento y revolución.

viernes, 30 de enero de 2015

Facies leonina

Huérfano de un paroxismo que no vale la pena apartar, abandono el pedestal con las ubres preñadas de dolor, practico el más profundo egoísmo y calzo la facies leonina de Chinasky, para dar lugar a sacrilegios hepáticos, que gobernaran esta noche por un período más.
No hay residuo más potente que la nostalgia de la cocaína, y el optimismo que con los años crece más lento que las uñas, me permite lutar a la sombra de la luz de mi vulgaridad, inmerso en un destino que no me deja adivinar.
Pero ser buen perdedor no implica que me guste serlo y mientras mato más gente que la Gran Muralla, rindo devoción mediante el peso de las palabras de la poesía; a la tolerancia como dogma, a la suspicacia como emblema y a la subjetividad como el más absoluto relativismo.
Y en un mundo cuántico, contiguo y paralelo, extranjero a mi propio cuerpo, en el que las palabras se reducen a los hechos, lo infinito abarca lo tangible y los viejos agotan su vida a cambio de una sabiduría que nunca llegará, se fatiga mi cansancio y me ordena ir a dormir.
Afuera, el Gigante Heliocéntrico arde tras el defecto de una ventana.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Mariposa Negra

Así me encuentra.
Quejoso como una madera
odioso como una comparación.
Con la boca llena de pasto
con el rostro lleno de dedos
con un pecho abyecto por vos.
Improperio de la vida
Mariposa Negra de la carroña
elegía del amor.
Que me vienen a decir
que me quieren explicar.
Vacación de regocijos
atropello a la ilusión.
Impera decir lo que huelga aclarar:
carcajada socarrona
que adelagaza mi alegría
que malhiere a mi corazón.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Caridad

Toda ayuda implica un esfuerzo, de lo contrario no podríamos considerarla como tal. Dar una parte de Uno, arriesgar la integridad, el estatus, la comodidad, la vida misma. “En una Revolución se triunfa o se muere” afirmaba Guevara, y así ha de ser. No podemos concebir la “Epopeya boliviana” de aquel guerrillero, cobrando viáticos por realizarla. De eso se trata ser solidario, de resignar en el campo de lo personal, en pos de lo que exceda nuestra epidermis. No se trata de regalar lo que rebalsa, sino de compartir lo que no sobra. Ahí está el ahínco, el trabajo, la convicción. Si no invertimos sacrificio al punto inclusive de perderlo todo, estaremos refiriéndonos a aquello que tan lúcidamente despreciaba Yupanqui, en una de sus inmortales milongas.
Estaremos ejerciendo la caridad.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Antes que todo estalle. Miguel Zeballos

31/10/2014 Impresión
http://veintitres.infonews.com/index.php?tipo=imprimirarticulo&notaid=32787 1/1
LIBROS. HIPERQUINÉTICOS DIORAMAS DE MARCOS MIQUELEZ
Antes que todo estalle
Promboacuato
Marcos Miquelez
800 Golpes, 2014
Por Miguel Zeballos
Las rutas anabólicas definitivamente han ganado la batalla en el plano fisiológico del decenio que culmina. La
estructura ósea subcutánea requiere el uso de la tecnología médica de vanguardia para dar fe de su existencia”,
pronuncia raudamente Marcos Miquelez (1975), y de esta manera despliega su mapa personal en el vasto campo de la
poesía argentina. Aunque Promboacuato parezca indefinible, su autor ensaya una definición: “Es la lluvia de napalm
sobre Saigón”.
En ese camino, Miquelez traslada sus hiperquinéticos dioramas al papel antes que todo estalle, con pulso vertiginoso
escrito a veces con pluma y a veces con lupa para llegar vivo a TE QUIERO A LOT, un enfermizo poema anglo-español
que tiene momentos como este: “Angus Young angustiang angus aberdeenangus”, o este: “Caro el Cuore caro el watch
raro el paro de los caros / Put input reset put put car o pet like a cat idem pete with cat (…)”.
Más venido a este tiempo, a un tiempo más tranquilo, está VICENTE, oda que echa un manto de tranquilidad sobre el
espejo del futuro: “No conozco la historia del fuego ni el secreto de la lluvia, pero te propongo un mundo incierto, sin
ventajas, ni favoritos, sin supremos ni herederos (…)”.
Demos la bienvenida a 800 Golpes, la flamante editorial creada por Guillermo Flores y Manuela Güell: su catálogo
comprende tanto a escritores consagrados (Roberto Arlt, Horacio Quiroga, Ricardo Güiraldes) como a noveles
(Leonardo Azamor, Leticia Rivas, Bárbara Sayour, Manuela Calderone, Esteban Caballero, Lucía Russo o Marcelo Di
Marco).
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