Enfermo de celos y con la batalla perdida desde el minuto cero, no dejo de pensar en la posibilidad de lograr en vos lo que logra tu mamá.
Con el paso de los días la llegada se asegura, y la muerte traicionera es la única situación del Universo que no admite posibilidades.
No obstante y sin poder burlarla, puedo burlarme de ella, sabiendo que lo poquito de bueno que me gusta de mí, habrá de vivir en vos.
El resto, que va de lo oscuro a lo malo pasando antes por lo peor, se lo dejo a la baraja de la vida, que de seguro logrará algo mejor.
Pero los minutos de nuestros días, lejos están de ser artículos hechos en serie, y no es luego sino ahora que me voy en busca tuyo, de tu imagen que se me viene, pues te extraño y no es poquito.
Para que una vez más, de improviso y sin saberlo, me revuelques de felicidad con un solo regateo de esa sonrisa a la que, para infortunio de mi mala suerte, no me tiene acostumbrado ni lo hará jamás.
Descargas de ideas recargadas de ironía pero con la certeza de no poder no expresar la subjetividad propia de un tozudo convencido, tratando en vano de fracasar por completo en el mal llamado arte de decir diferente.
domingo, 22 de diciembre de 2013
viernes, 15 de noviembre de 2013
De seguro
De seguro nos volveremos a ver, tal vez en un país arrasado por animales domésticos o en el decenio de las niñas que menstrúan por la vista, pues el azar se ve abrogado en la longevidad de los tiempos.
Entre tanto la Sustancia Divina y sus nefastos recipientes culminan blandiendo, por doble penetración, las fronteras somáticas de mi paciencia, por lo que decido el destino de la basura sin clasificar para la carne sin vida de un Dios que yo mismo maté.
El espacio en blanco al fin de esta hoja es cedido a la réplica que, de seguro, preferirá seguir en blanco.
sábado, 2 de noviembre de 2013
Noche ingrata
A la sombra de una tarde sin ton ni sol, mojo las ballenas podridas de la noche anterior.
A contrapelo de bigote de perro, busco respuestas en un cielo deshabitado y la intolerancia, que nunca estuvo tan de moda, exhibe la moneda corriente del egoísmo, cual mendrugos de un amor extinto.
Los excesos que la edad despoja muestran la siniestra carcajada que lucen los ahorcados, aún trémulos, tan irreversibles.
Mientras tanto, la agotada noche ingrata sentencia esta esterilidad sintáctica, negándome la palabra justa para poder acabar con este poema.
Sin más caso que dejar estas líneas truncas y renovando mi aversión por la soberbia irrupción de Inti, me decido por dormir.
miércoles, 9 de octubre de 2013
Big End
El vidrio de una ventana mudo a los ojos
más ciego que una hache
mi mirada periférica contenta y sagaz
las cervezas se suicidan colecti y masivamente
sobre el césped de cabeza verde rapada
mientras tanto noto a mi voz que insiste sin caso
como si no me importara el último segundo de mi vida
que viene a tocar la puerta
justo cuando empezaba a mear
siempre asumo que al fin del día
sobre el césped de cabeza verde rapada
algún mamarracho dejará cría.
martes, 3 de septiembre de 2013
El hombre de los abrazos
Con teorías improbables justifica su calvicie.
Con lejía por saliva regurgita las verdades.
Este charrúa capaz de envejecer tu frente,
lubricar tu globo ocular, o lograr la jubilosa migración de tus comisuras
labiales atracándolas en los lóbulos óticos, y todo al mismo tiempo; te cuenta
la historia que no se escribió y que no se enseña, porque no gusta a los que la
enseñan, y porque no coincide con lo que escribieron los que la escribieron.
Esta perspicacia a nivel epidérmico, escondida
detrás de un tipo que se ríe poco y se burla mucho, desemboca en textos
corrosivamente crudos y emotivamente inevitables.
En un mundo irracional, de bastones
desiguales, Eduardo Galeano ha de ser inexcusablemente un escritor
necesario.

miércoles, 21 de agosto de 2013
Llegaste tarde
Llegaste tarde a la entrega de tez, pudiendo evidenciarse esto en un par ojos condenados a un segundo plano, suerte que comparten los demás apéndices faciales, también opacados por el protagonismo de lo que constituye una soberbia manifestación de erupciones purulentas subcutáneas.
Llegaste antepenúltimo a la adquisición de cabelleras, pues esa suerte de cobertizo bien peinado y de coronilla desnuda que tanto tiempo dedicas a rastrillar, ha decidido mitigar su población, resultando en una horripilante metrópoli de queratina de baja densidad superior en mal aspecto a la calvicie más absoluta.
Llegaste por la noche a la opción de longitudes, principalmente la de tus piernas, pero eso no parece desentonar con tu “caso perdido” de buen gusto con que has decidido vestirlas, condenándolas a mutilados pantalones de maternales bocamangas, escudriñadas por ridículos perfectos dobleces longitudinales.
Llegaste a última hora a la elección de efluvios estomacales, refutando enfáticamente el dogma central de la medicina que asume a la digestión como un proceso que empieza en la boca y termina en el ano.
Llegaste muy pretérito a la adquisición de un léxico honrado, solo pudiéndote llevar un glosario constituido, a duras penas, por una veintena de palabras y otras tantas letras, pétreas pero fundamentales herramientas a la hora de industrializar tan delicada salud verbal.
Llegaste después de hora del día después cuando instruían de generosidad y tolerancia, por lo que has resultado ser un energúmeno incapaz de dar algo que no termine en ese abultado sumidero ruminal de alimentos mal mascados, tan fielmente reproducidos por la secreción de tus glándulas sudoríparas y los fermentos intestinales, en un verdadero trabajo en equipo, capaces de espantar de tu lado a las personas que ni siquiera estarán.
Con la última palada de tierra de la necrópolis se habrá también enterrado tu rastro remolón por este mundo.
jueves, 8 de agosto de 2013
Opíparo
Sin darme cuenta y con la misma prontitud que el presente se convierte en pasado ya estabas entre nosotros.
Con mi mal humor permeable a tu mirada redonda trataré de dar las explicaciones de un mundo un tanto más complejo que la panza de mamá.
Ya llegará el momento de romperte el corazón contándote como próceres matriculados escriben la historia con faltas de ortografía y lo muestran con orgullo en un Curriculum Vitae.
Mientras tanto tendrás que tenerme paciencia en esta etapa de puerperios y calostros y meconios y lactancias que disfruto padecer.
Podrás incluso seguir con ese modo burlón que tanto te resulta y tachar con uno solo de tus suspiros mi estoicismo moribundo.
Pues entonces en materia de felicidad ya no necesitaré suponer que algún día la basura no tapará al mundo, las cosas valdrán menos que la gente o que al fin las personas serán más libres que el comercio.
Pues este opíparo de júbilo hoy se debe a vos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)