Durante el año 1962 se perpetuó una estafa por parte
de la CIA en connivencia con la Iglesia, que tuvo como objetivo
debilitar el la Revolución Cubana utilizando a niños de la isla como
herramienta.
La maniobra fue denominada “Operación Peter Pan” y
consistió en imprimir, distribuir y propagandear en Cuba un documento
elaborado por la Agencia Central de Inteligencia en la que, foja a foja,
explicaba en formato de ley como el gobierno comunista privaría de la
Patria Potestad a todos los padres del país, adoctrinando a toda la
franja etárea menor de 18 años.
Estados Unidos liberó el visado de menores provenientes de la isla, no así el de sus padres, y la perversidad se abrió camino.
Fue así que 14.048 niños de entre 5 y 18 años ingresaron por transcurso
de dos años a EEUU. Los alojaron en diferentes centros como casas de
adopción, campamentos, orfelinatos y campos agrícolas.
Para 1962 la
llamada “crisis de los misiles” provocaría el cese de vuelos por parte
de los EEUU, dando rienda suelta al cinismo e impidiendo que los padres
vuelvan a encontrarse con sus hijos.
La vida para estos niños no fue
fácil, el libre acceso a la explotación doméstica, la humillación, los
vejámenes y ultrajes y las continuas violaciones físicas por parte de la
doble moral estadounidense, dejó una mella que hoy, gracias al
testimonio de los mismos protagonistas, es posible conocer y difundir.
Cincuenta años después los llamados “Pedro Pan” han vuelto a la isla
para tratar de cerrar una etapa dañina, enaltecer su dignidad y por
sobre todo, seguir adelante a pesar de la saña que el destino les
propinó.
Un puñado de documentalistas ha trabajado en la “Operación Peter Pan” o “Pedro Pan”. No han sido más que eso.
Mucho sabemos de Chernobyl, Pearl Harbor, Vietcong y tiranos de nuevo
siglo. Es que a todos nos han mostrado la misma película. Falta otra.
La celeridad con que los sucesos mundiales toman estado público y se
instalan definitivamente, es mérito exclusivo de los países centrales a
través de su propaganda hegemónica, que replicada servilmente en los
suburbios del planeta, dictan la agenda y escriben la historia.
Descargas de ideas recargadas de ironía pero con la certeza de no poder no expresar la subjetividad propia de un tozudo convencido, tratando en vano de fracasar por completo en el mal llamado arte de decir diferente.
miércoles, 14 de octubre de 2015
domingo, 27 de septiembre de 2015
El lenguaje
El lenguaje, esa herramienta aprendida desde temprano en la vida de las personas que se va nutriendo de los diferentes ambientes en que se reproduce, ha ido a través de su historia desarrollando tintes desafortunados en la adjetivación de ciertos hábitos del ser humano.
Tal es el caso de aplicar el color negro a toda actividad de
características dañinas, ilegales o presuntamente malignas. El mercado asume
dicho color cuando se da en condiciones clandestinas, inclusive
transgresiones del tipo monopólicas u oligopólicas, gozan de saludable
transparencia y no son teñidas por el oscuro color. Con la magia pasa algo
parecido, la magia negra, muchas veces prohibida, ha reunido a todo tipo de supercherías
que terminan realizando “maleficios” o “daños” a los desafortunados receptores
del “trabajo”. Los panoramas, el futuro, las aguas, el humo, las pestes, la
historia, el trabajo, la mano, todo siempre será peor si es a la vez negro;
negro como el lomo negro cortado por el azote del látigo, que también es negro.
Todos conocemos las trabas que se le ha otorgado a cuanta
cosa que no escriba con la mano derecha. “Por izquierda” alude popularmente a
transacciones, pactos o adquisiciones, cuyas circunstancias transcurren en
limbos de ilegalidad. En la política la Izquierda asume su denominación por
estar en los albores de su creación sus representantes sentados, a modo despectivo,
a la izquierda de quienes presidían las asambleas. Una vez más se toma una
característica física perteneciente a una minoría segregada, para dejar al
descubierto una actividad despreciada por los dueños de la moral.
El sentido y la dirección por la que las personas transitan
la senda también nos habla acerca de la aceptabilidad de su comportamiento. Un
tipo que va derecho o que no se desvía, es alguien ampliamente aprobado y por
ende, un ejemplo social; en cambio si se salen del camino, circulan a “contra
mano” o “se cruzan”, la reprobación toma estado y la condena será inmediata. En
los casos más extremos de infringir estos edictos viales, los tenemos a los
homosexuales, que como es sabido, caminan para atrás.
El lenguaje esconde palabras que nos indican lo que está
bien y lo que no, siempre bajo la lupa ortodoxa del conservadurismo.
Penetran nuestra inocencia, instruyen desigualdad, nos preparan para la guerra en
plena minoría de edad.
lunes, 14 de septiembre de 2015
Alquimia
Transcurrían los primeros años de mi vida, la suma de ellos no acusaba los dos dígitos. Yo había descubierto la Alquimia y estaba fascinado. Eunuco de materiales, métodos y bibliografía, reuní lo que pude para alzar la investigación. Fue así que aprendí como aquellos pioneros de la química habían luchado con tanto ímpetu pero con nulo éxito, en la transmutación de los materiales: la concreción de la obtención de oro a partir de plomo, durante más de veinte siglos, había concluido con un contundente fracaso. Estos elementos, vecinos en la tabla periódica, me resultaban junto al mercurio particularmente atractivos. La escasez de oro en mi círculo familiar, la lejanía con el mercurio y el empleo del plomo para tanto artefacto doméstico por aquellos días, me volvió un eximio fundidor plúmbico en condiciones que no recomendaría imitar en sus propias casas. Fueron el plomo, el estaño, el cinc, el cobre y el aluminio, los materiales de este precoz orfebre para el diseño de cuanta inútil porquería. Un inconsciente, solamente superado por mis queridos padres, que obtenía de toda esta basura metálica espejados líquidos candentes y vapores malolientes, siendo mis jóvenes pulmones el lugar obligado de asilo para estos subproductos. Aleaciones de plomo y estaño, diluciones de cinc en ácido muriático, submarinos de carburo de hidrógeno, explosivos de permanganato de potasio, fluorescencias de sodio elemental. Deliraba con hacer flotar barcos de plomo en mares de mercurio o con la increíble densidad del oro, capaz de pesar un litro del dorado elemento, diecinueve kilos. Fueron los días de mi propia panacea universal.
Con el tiempo y los dos dígitos ampliamente inaugurados en mi capital etáreo, me tocó en una clase de física escuchar acerca de una trasmutación muy particular que sí se pudo concretar con éxito. Se partía de la base de un átomo lo suficientemente grande, que luego de ser interceptado por un neutrón, se dividía convirtiéndose en otros menores como kriptón, bario, xenón o estroncio, para finalmente concluir su circuito metamorfósico como plomo.
El elemento fisionado era el Uranio-235 y la bomba homónima que utilizó dicha reacción fue la que el Gobierno estadounidense arrojó, a modo de escarmiento, sobre la ciudad japonesa de Hiroshima el 6 de agosto de 1945.
En concordancia con aquel alquimista que supe ser, se la llamó "Little Boy", y es entonces cuando el cinismo se apodera completamente del relato.
lunes, 24 de agosto de 2015
Diminutivito
Y un día comprendí que ya no era más ese Yo.
Mi importancia cayó al suelo y se rompió.
Empecé a sentirme liviano.
Y la muerte un diminutivito más.
Otra palabra en el diccionario.
Como la esperma de las ballenas,
los mecanismos de relojería,
la ruta de la sal en Tombuctú.
Desde que soy este Yo.
Ya no soy mi prioridad.
No puedo dejarles mucho.
Unas cuantas monedas al aire,
la caja negra de una hermosa mala vida,
un lugar en la cofradía de la derrota.
Pero por escasos instantes.
Como ocurren las simples cosas.
Pude sentir la inmortalidad.
Fue gracias a ellos dos.
Mi importancia cayó al suelo y se rompió.
Empecé a sentirme liviano.
Y la muerte un diminutivito más.
Otra palabra en el diccionario.
Como la esperma de las ballenas,
los mecanismos de relojería,
la ruta de la sal en Tombuctú.
Desde que soy este Yo.
Ya no soy mi prioridad.
No puedo dejarles mucho.
Unas cuantas monedas al aire,
la caja negra de una hermosa mala vida,
un lugar en la cofradía de la derrota.
Pero por escasos instantes.
Como ocurren las simples cosas.
Pude sentir la inmortalidad.
Fue gracias a ellos dos.
sábado, 15 de agosto de 2015
Deseo
Es fugaz, es bestial, es necio.
Es anoréxico, impostergable, húmedo.
Es irracional, perecedero, irreverente.
Es hediondo, es inmundo, es enchastre.
Es analfabeto, sanguíneo, sudoríparo.
Es informal, desfachatado, inoportuno.
Es inflamable, combustible, incendiable.
Es cortejo, es preámbulo, es preludio.
Es prolegómeno, exordio e introito.
Es a priori, es la víspera, es la causa.
Es instinto, es pulsión, es evolución.
Es Darwin, es Freud.
Es ego puro.
Es anoréxico, impostergable, húmedo.
Es irracional, perecedero, irreverente.
Es hediondo, es inmundo, es enchastre.
Es analfabeto, sanguíneo, sudoríparo.
Es informal, desfachatado, inoportuno.
Es inflamable, combustible, incendiable.
Es cortejo, es preámbulo, es preludio.
Es prolegómeno, exordio e introito.
Es a priori, es la víspera, es la causa.
Es instinto, es pulsión, es evolución.
Es Darwin, es Freud.
Es ego puro.
viernes, 10 de julio de 2015
Universo
La suma de cada gota que compone la masa acuosa terrestre multiplicada por los granos de arena de cada playa del globo. Elevado a su producto. Su factorial dividido entre el peso del átomo de hidrógeno expresado en toneladas. Este resultado solo es la potencia a la que elevaremos los segundos transcurridos desde el Big Bang. Ida y vuelta las veces de una ida. Repitiendo esta oración durante toda la vida, la mía, la tuya y la de nuestros ancestros. Incluso los que hacían uso de sus manos para trasladarse.
Expresando este gran número en años luz, no alcanza aún para graficar el diámetro del Universo.
Queda para otro día la idea del Multiverso Cuántico.
Pretender imaginar sus límites es una muestra barata de insolencia.
De esto habla la dificultad que supone la comprensión de su tamaño.
sábado, 27 de junio de 2015
Chapaleo
Se levantaba temprano y antes de empezar a trabajar se bajaba un vino blanco en lo de Pepe.
Para el mediodía ya habían pasado unos cuantos. Su vida fue así.
Yo sostenía que me tenía un cariño especial, pues tras el velo de tanta noche alcohólica me contaba, pero también me escuchaba.
Casi al instante comprendí que estaba equivocado, que el cariño no era solo para mí, él era así con todos.
Él tomaba y tomaba, no recuerdo verlo comer: un vulnerable al viento; solo él, su vino y su cigarro.
Una vez sacó la cuenta de los años que hacía de haber tomado su último trago de agua:
-me hace mal el agua- afirmaba.
Y tomaba otro y fumaba.
Y cuando ya casi no podía respirar salía afuera y aguardaba un rato.
En una de esas vueltas a tomar aire se adentró en el boliche y pisando la pino tea, rengo, agitado y sagaz como todo Alfaro, se sentó a mi lado y me contó:
-cuando volví esa mañana mi vieja estaba en el fondo del aljibe, la saqué yo. ¿Cómo querés que siga mi vida después de eso?-
Y se tomaba otro, sin tragar, mirando el techo desvencijado con esos ojos amarillos como un limón, digno del castigo hepático de la vida más difícil de habitar.
Tampoco recuerdo su voz, si su risa.
Me llegó la noticia cuando estudiaba en La Plata.
A veinte metros de mi casa lo encontró mi viejo, tapado por la escarcha.
Su viejo corazón se había cansado de latir justicias ajenas.
Por algo son muchos los buenos que van donde vos.
A casi tantos años te debía este mamarracho de declaración.
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