lunes, 10 de octubre de 2016

Semáforos

La tecla de fijar mayúsculas en la Remington Steele
los cotiledones de las angiospermas
las esposas de los vulcanólogos
los bigotes de los peces de río
la corriente de Humboldt
las reglas de ortografía
el cilindro de platino
los premios Pulitzer
la cabeza del cúbito
la automedicación
el efecto Dopler
los fabricantes de semáforos.
Un doquier de estupideces en el borde externo de la razón.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Historias


Fue una etapa repleta de desafíos. Solo capaces de medirse con el tamaño de la energía que la juventud te otorga. Sí y solo sí. Independientemente de la carrera emprendida, fue un lapso necesario para aprender a vivir, a compartir lo que no abunda. Experimentamos la humildad. Comprendimos que no éramos individuos aislados, sino animales de comportamiento social, como las hormigas, las abejas y otros himenópteros. Nos estrellamos contra la pared de la frustración, el fracaso, la resignación y tantas cosas más que nadie nos había contado. Y cuando existía la más mínima posibilidad de festejar algo lo hacíamos. A lo chico, pero lo hacíamos. Cada vaso de vino constituía una sentencia hepática de muerte, y sentaba las bases para los precursores químicos que darían pié, en pocas horas, a una resaca espantosa. Y entonces devenía la sed, mas sed que la cantidad de agua que un cuerpo pueda absorber. Y de nuevo a tragar libros, bajo la atenta mirada del ojo de la conciencia, esa vieja de mierda siempre tan pendiente de los demás. Y con las ansias de llegar al fin de una etapa caímos en la trampa de convertirnos en jóvenes adultos. Y nos metimos en un túnel de enfriamiento en el que nos fuimos haciendo grandes a costa de resignar gracia y algunos movimientos. Y estamos acá. Desarrollando la vida en esos dos cuartetos que constituyen el “horario de comercio”. Los más patéticos hasta hacemos cursos de carpintería. Somos difíciles de entender, esperamos el fin del día, el de la semana, el del mes, el del año, y un día en esa espera se nos va la vida. Somos historias. Algunas entretenidas, algunas una pérdida de tiempo, algunas largas y algunas hasta muy intensas.
Y algunas entre algunas, muy atípicas por lo mucho que escasean, llevan con ellas un generoso dejo de enseñanza.
Solo hay que saber buscarlas.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Requiem

El circo del american siesting
duro clavo de rimar, blando culo de limar
manchas, teos, carnes.

Réquiem de la flor desdentada
albricias de una cabeza con calambres
guerras de alcanos, alquenos y alquinos.


Tilcara setting con bicarbonato y aspirina
stup, cof cof, floc floc, herp, glup glup
data enter emblemático y pueril.


El espanto traducido cautivo en la rutina
el embole de la fauna con bruxismo inguinal
@final cantado.


El Tea Party con vino en caja
el semen fluyente del Vaticano
el amasijo de los unos y los unos.


Falso todo, mentira, carnaval
desnudo, munológico, penetrable
solo, impar, medio, espantosamente sobrio.


Pendo.

domingo, 21 de agosto de 2016

Pollock

Dueño de una corriente transgresora que supo desarrollar como nadie, Jackson Pollock, fue para unos considerado el “artista del siglo”, mientras que para otros su trabajo fue una “escoria inmunda de un loco borracho”.
Pollock colocaba el lienzo en el suelo y entonces la pintura “chorreaba” de sus pinceles, al tiempo que se tambaleaba ebrio por los cuatro laterales de su obra, que constaba exclusivamente de “garabatos aleatorios”.
Desarrolló como nadie antes el concepto Fractal, un fenómeno basado a partir de modelos matemáticos, muy frecuente en la naturaleza y que se repite independientemente de la escala con la que se lo examine, de modo que es imposible determinar si la imagen en cuestión se encuentra a diez centímetros o a la misma decena de metros del observador.
Murió a los 44 años a metros de su casa, estrellando su automóvil contra un árbol bajo la influencia del alcohol, que al igual que su caos pictórico, lo acompañó durante toda su vida.

viernes, 22 de julio de 2016

Membresía



A veces creo que no voy a terminar el día
son esos días en que la oscuridad no se toma licencia
que las uñas se comen a los dientes
que el pabilo estrangula a la vela.

Un astronauta cansado de la luna
las hojas amarillas de mis zapatos cayendo
el salitre que riega mi barba
ser membresía de los que ya no están.

La caída libre de la vida
la descomposición de los recuerdos
el olor de la habitación desalojada
la libertad del juego de llaves en el tacho de la basura.

Esa sensación de feriado de los velorios
esa relación consumada con el final
la fatalidad que significa el día después
la sensación de paz con la que intento relacionar la muerte.

Intentar por intentar nomás.

sábado, 25 de junio de 2016

Erosión cultural

La sublimación es un cambio de estado del agua donde ésta pasa del sólido al gaseoso sin pasar antes por su intermedio líquido.
Hace más de cinco siglos los incas advirtieron que realizar este proceso en algunos alimentos les otorgaba características de conservación y podían preservarlos a lo largo del año hasta alcanzar la próxima cosecha.
El “chunio” es una harina de papa que ellos lograron elaborar a partir de este fenómeno científico.
Congelaban durante la noche la papa a alturas del orden de los 4000 metros sobre el nivel del mar, donde la presión atmosférica es baja, y a la salida del sol la molían, entonces el hielo simplemente se evaporaba.
Al mojar el chunio los Incas obtenían nuevamente papa.
Hoy se conoce el proceso como “liofilizado” y permite, entre otros productos, hacer que las frutas finas, como la frambuesa o la frutilla, adquieran el aspecto del “telgopor” pero sin perder sus cualidades, de modo que una vez hidratado recuperen las características naturales, todo independizado de la cadena de frío.
A poco más de 500 años del exterminio del mal llamado “Imperio” incaico en manos de Francisco Pizarro, la Argentina cuenta solo con una planta de liofilizado a nivel industrial y se encuentra en la provincia del Chubut.
De esto hablan los que refieren a la Erosión Cultural.

viernes, 3 de junio de 2016

Drogas éticas


Estados Unidos tiene en la actualidad unos 320.000.000 de habitantes, esto da comparado con la población mundial actual, un no menospreciable 5% de susodichos.
Ahora, si contemplamos que ese 5% es el que consume el 75% de las drogas prescriptas, legales o "éticas" del planeta, entonces el razonamiento produce escalofríos.
El “sueño americano” necesita camuflar las tristezas y frustraciones como si no fueran parte de la vida. Toda angustia debe ser ahuyentada por un derroche infernal para que, a los ojos del tío Sam, pueda verse bien y ser aprobado.
Es entonces cuando la perspicacia de las compañías farmacéuticas entra en juego y aporta el guiño químico para hacer que el juego sea más fácil.
El pueblo norteamericano es tan adicto a las drogas como las farmacéuticas al dinero, lo que constituye un lindo y morboso ejemplo de pseudo comensalismo.
La estrategia es bastante sencilla: se lanza una droga al mercado y se le atribuye la cura para una veintena de síntomas que difícilmente no pueda padecer un ser humano en algún momento del día, por ejemplo: abrir la heladera todo el tiempo, mover demasiado el pié, mirar repetidamente el reloj, etc.
Entre las más consumidas se encuentran analgésicos pertenecientes al grupo de los “opiáceos”, tales como “Hidrocodona”, “Oxicodona”, “Metadona”, “Tromadol”, etc. Todas extraídas de la “leche” de la amapola al igual que su prima mala, proscripta y prohibida: la Heroína.
Cada 19 minutos en los Estados Unidos muere una persona debido al abuso de estas drogas “éticas” recetadas indiscriminadamente por sus médicos de cabecera, pudiendo en algunos casos tomar los pacientes hasta 90 píldoras diarias, que incluyen además, aspirinas, Viagra, energizantes, etc.
No hay droga de las llamadas “ilegales” capaz de alcanzar dicho poder mortuorio. Ni los accidentes de tránsito que son muchos y múltiples.
Yo si fuera una corporación farmacéutica estaría más que preocupado, ya que por una cifra diez veces menor, en Pearl Harbor, el líder de los aliados pulverizó a 150.000 japoneses de un plumazo.
No podemos finalizar el texto sin recordar que Estados Unidos es el país que más ha gastado en tener “a raya”, logrado esto o no, al narcotráfico, ya sea dentro de su país, en sus límites fronterizos o hasta en lejanos países con opulentos subsuelos minerales.
Esta es la “libertad” que como paradigma lleva a cabo el país del norte en todos los aspectos de sus diversas políticas.
Han redefinido su significación de un modo que no hay manera, al menos en mí, de escuchar esa palabra sin imaginar algo oscuro detrás de su pronunciación.