sábado, 30 de enero de 2016

Odio

Cargo con la antivirtud de un profundo pesimismo. Descreo de todo lo establecido. Elaboro mi hoja de ruta tomando el camino alternativo al recomendado. Es el único secreto de como me va tan mal. Vivo enormes cantidades de tiempo encerrado en el odio, el que me acompaña desde antaño. Debo aclarar que no es un odio hacia algún individuo en particular, sino personificado en categorías de poder. Es un odio a lo intangible. Un odio parco, ermitaño, perdedor. Un odio oscuro, autodestructivo, repelente. Un odio a todo y me incluye. Odio al saco sin fondo, al superego, a los fraudes de la humanidad, al sexo con estudio de mercado, al perverso cinismo, a los fenómenos de superficie, al espanto y sus patéticas fusiones por conveniencia.
A la cultura de plástico, al “úselo y tírelo”, a los principios descartables.
A este sistema  que nos mata y nos lleva flores al funeral.

jueves, 7 de enero de 2016

Deshielo



Suelo verme confortable en el encierro y la falta de luz.
Es allí donde me pudro tan a gusto.
Descorcho la vida a horas insólitas, sin guardar para ocasiones.
Nada le dejo a mis arrepentimientos, ellos gozan de buena salud.
Soy el inflamado sentido del rechazo en una ciudad de gentes que nacieron para sí.
Y soy lo que debí ser, una revolución descapotable, algunas decenas de sueños vencidos,  un puñado de personas que amo demasiado y el deshielo de la muerte con un hilo de caudal.

martes, 15 de diciembre de 2015

Trashumancia

En un mundo tan revuelto, uno puede en verdad amar a su antojo lo que se le plazca. Lo que sucede es que muchas veces el amor, ese sentimiento inigualable, tanto en palabras sinónimas, como en el campo de las emociones, modifica ligeramente algunos de sus aspectos y termina en aberraciones lindantes u opuestas, como los celos, la obsesión, el fanatismo y hasta el odio mismo.
El amor hacia los Emblemas Patrios no escapa a este precepto, siendo la bandera el único trozo de tela capaz de derramar más sangre de la que pueda contener.
Los fanatismos territoriales nos retrotraen a ante ayeres cuaternarios y como sucede con otras antipatías del ramo, vulneran nuestra especie y desnudan nuestra inteligencia.
La condición nómade del ser humano es tan natural como la de alimentarse o asearse. El sedentarismo es el resultado de haber encontrado condiciones favorables, producto de la migración, no su inversa.
Cada cual tiene en su botánica genealógica un historial itinerante, y por lo tanto existe gracias a ello. Indefectiblemente.
Muy a pesar de quienes pasen su vida ideando, trazando o ejerciendo límites, los éxodos no cesarán.
La trashumancia de las personas es un claro ejemplo de lucha de masas,  donde la energía indispensable que la posibilita, encuentra su extracción en las mismas medidas que pretendían su opuesto.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Saliva


Que no es fácil envejecer al ritmo del espejo.
Que los años y la sabiduría no van necesariamente de la mano.
Puedo decirme muchas cosas, asumiendo que el arrepentimiento corre la suerte de perderse en el mapa mental de la soberbia.
El diciembre me horroriza.
Me rasco la cascarita.
La saliva que pide escupirse.
Tantos hechos que a la basura echo.

Siesta

Hay momentos en que puedo viajar hacia ese tiempo. Es efímero, un destello, colmado de olores y sensaciones profundas. Tratar que dure o se repita no depende de mí, aunque a veces ocurre. Es un velo de nostalgia. Es la infancia en Blaquier. Ocurre en verano y yo cumplo arresto domiciliario por el período de una siesta más. Las habitaciones oscurecidas para aplacar el calor. La cocina ya limpia y el aerosol que mata las moscas flotando en el aire. Los mayores duermen e hilvanan vaya a saber que sueños con el ruido del ventilador. Todo transcurre en un ámbito de silencio. Son los días de muebles de fórmica, cubeteras de aluminio y paredes revestidas de machimbre. Yo planeando alguna fuga y pronunciando una declaración mental en la que me prefiero hijo de unos padres que me dejen salir. Afuera el sol en su posición más vertical, que junto a la humedad de las cunetas, hacen de esas horas un lugar complicado para la vida. Solo las emanaciones acústicas de las chicharras, las gallinas y los perros esculpen una mella en el más absoluto silencio. Casi no hay autos por estos días. Tampoco televisión. Mi entretenimiento tiene que ver con herir de muerte algún electrodoméstico, allanar el gran placar, que aún se conserva, o entregarme a uno de los trece volúmenes de la enciclopedia ilustrada cuyo nombre y olor todavía recuerdo. En las cuatro o cinco horas que dura el encierro pienso como seré de adulto, como luciré, como será mi vida.
Hubiera dado todo por conocer aquellas cuestiones. Hoy, que visto el traje de la adultez, es el sitio que elegiría para viajar por unas horas. No tengo dudas. A diferencia de aquellos días ya no me intriga el futuro, y a pesar de que las cosas no han sido como las imaginaba, tampoco han sido tan malas.
Hace unas horas estuve en ese lugar.
Es todo lo que pude traer.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Tercera persona

La yerba, los fósforos, los cloruros de sodio
la canilla, el camión de juguete
la pava, el jarro, la silla
el perro, la mesa, el mantel
el vaso, su botella, mi guitarra
la fruta, los picantes, los papelitos
las sobras del perro, las mías, el tenedor
la milonga de Zitarrosa, el veneno de las cucarachas
el silencio, el mantel percudido, las miguitas
la memoria, la sed, el mimbre
la canción, el cielo raso cagado  por las moscas
la madrugada, el golpe de ariete, el de la realidad
la hierba, su olor de  madrugada, la juventud temprana
las teorías, las hipótesis, el tacho de la basura
la angustia, la melancolía, la añoranza
la paz, la abstracción
el primer rayo de luz
la tercera persona.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Pedro Pan

Durante el año 1962 se perpetuó una estafa por parte de la CIA en connivencia con la Iglesia, que tuvo como objetivo debilitar el la Revolución Cubana utilizando a niños de la isla como herramienta.
La maniobra fue denominada “Operación Peter Pan” y consistió en imprimir, distribuir y propagandear en Cuba un documento elaborado por la Agencia Central de Inteligencia en la que, foja a foja, explicaba en formato de ley como el gobierno comunista privaría de la Patria Potestad a todos los padres del país, adoctrinando a toda la franja etárea menor de 18 años.
Estados Unidos liberó el visado de menores provenientes de la isla, no así el de sus padres, y la perversidad se abrió camino.
Fue así que 14.048 niños de entre 5 y 18 años ingresaron por transcurso de dos años a EEUU. Los alojaron en diferentes centros como casas de adopción, campamentos, orfelinatos y campos agrícolas.
Para 1962 la llamada “crisis de los misiles” provocaría el cese de vuelos por parte de los EEUU, dando rienda suelta al cinismo e impidiendo que los padres vuelvan a encontrarse con sus hijos.
La vida para estos niños no fue fácil, el libre acceso a la explotación doméstica, la humillación, los vejámenes y ultrajes y las continuas violaciones físicas por parte de la doble moral estadounidense, dejó una mella que hoy, gracias al testimonio de los mismos protagonistas, es posible conocer y difundir.
Cincuenta años después los llamados “Pedro Pan” han vuelto a la isla para tratar de cerrar una etapa dañina, enaltecer su dignidad y por sobre todo, seguir adelante a pesar de la saña que el destino les propinó.
Un puñado de documentalistas ha trabajado en la “Operación Peter Pan” o “Pedro Pan”. No han sido más que eso.
Mucho sabemos de Chernobyl, Pearl Harbor, Vietcong y tiranos de nuevo siglo. Es que a todos nos han mostrado la misma película. Falta otra.
La celeridad con que los sucesos mundiales toman estado público y se instalan definitivamente, es mérito exclusivo de los países centrales a través de su propaganda hegemónica, que replicada servilmente en los suburbios del planeta, dictan la agenda y escriben la historia.