jueves, 29 de noviembre de 2012

Imperdonable

Con esto te entrego el resto Luis Sarmiento.
Por cuestiones de tiempo no había tenido el mismo para acordarme de vos.
Todo lo otro te lo dí aquella vez, solo, en silencio y a oscuras de los demás por tantos años.
Seguramente no lo recordás por tu decrépita condición senil.
Pero confiá en mí, en quien te hubiera querido bien sanito.
Sano y cuerdo para que de algún modo imposible calmes el dolor imprescriptible que en tu vida causaste, pasando tus últimos días marchito en un calabozo.
Tu podrida cabeza no es punible de locura.
Por desgracia no creo en nada más que lo palpable, así que, asumo, te salió bastante bien.
Pero me resta confiar en tus desvelos de madrugada, por qué no, acompañados de copioso sudor, en las esquirlas incrustadas en el óseo de tu conciencia, en las páginas de indeleble tinta roja que la historia te habrá de regalar.
Alguien murió esperando el regreso de su hijo Tacuarita, ignorando por supuesto, que su yacimiento fúnebre se encontraba encofrado en cemento en el fondo del caudaloso río Paraná.
Muerta la víctima no existe persona capaz de conceder la amnistía, y eso te convierte técnicamente en un imperdonable.
Eso te debió alegrar.
A mi me alegra saber que vos, tus cejas tonificadas, tu picana infanticida y tus macabras artimañas en nombre del Estado, no tendrán lugar nunca más.


Posdata: La puta que te parió.












jueves, 15 de noviembre de 2012

Dos veces bueno

No hay palabras (al menos estrictamente necesarias) cuando, a la sombra de una conciencia limpia de una noche clara y sin brisa, se alcanzan elixires en los sentimientos capaces de ser igualados solamente en períodos de “nuevo amor”.
El firmamento se luce atestado de actores cenitales que con luz propia, o sin ella, vacían por y pero dos veces buen corto tiempo, la inclinada cabeza del terrestre observador.
Ya una vez por estos pagos desearía criogenizar esa sonrisa que tan poco te cuesta y tan mucho me logra.
También si es posible prolongar unos minutos esta frágil felicidad que tanto te debo y tan fácil rompo.
Cuando termine la efusividad de esta noche, que posiblemente coincida con haber insuflado aire a la totalidad de la última botella, no quiero reproches por más fundamentados que estos sean.
Preferiría que te metas por fuera mío.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Certezibilidad

Con estas ganas de dormir no correspondidas miro viendo las patas del enchufe, esas que son dos y en una regla física resultan condenadas a la atracción.
Con soplidos de botellero me arrimo de trasnoche en mi averiado velero de cuentagotas vencedoras de fuerzas Ge.
Las papilas exigen un manejo mesurado del agua a las pupilas.
Como a las palabras se le exigen hechos para ser oídas.
El hecho valiente de convertir la probabilidad en certeza.

lunes, 29 de octubre de 2012

Memoria

Los gallos confundidos cantan a cualquier hora, pues la actividad nocturna que no los deja dormir undecuplica los jornales de otrora. Lo mismo pasa con otros animalitos victimas de la domesticación.
Las prohibidumbres de las costumciones parecieran ser cada vez mas letales y aceptadas, pues los que no están dispuestos son cada vez menos.
La sangre fuera del cuerpo es, como nunca antes, un montón, y semejante extracción es en buena medida justificada en nombre del Espíritu Santo, el mismo que le metió los cuernos a un pobre carpintero.
La industria nacional se encuentra fatalmente malherida, y solo los emprendimientos que dirigen su producción a la fabricación de capuchas, picanas y rectoscopios alcanzan el pingüe negocio.
El séptimo arte cava un hoyo en el fondo del mar. Con la participación permanente de Sandrini, Ortega, Balá, Altavista, las Trillizas Fernández Rousse y un puñado de infradotados más para la actuación, se enaltecen los valores de la Cristiandad, el Gobierno de Facto y la Familia con servicio doméstico, sepultando bochornosamente el cine nacional de aquellos días.
Fueron siete años de maldición que permanecerán como una mueca desgarradora en los anales de la historia argentina, se redimensionaron los alcances del dolor como nunca antes ni después y se petrificó en nuestra memoria como una puñalada a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Una memoria que no debe dejarse de hacer.

viernes, 19 de octubre de 2012

Alienación


Soy el pulso acelerado de los pibes mal nacidos, que duermen sin sueño ni sueños, con apnea, mugre y frío.
Padezco la bronca contagiosa de los que nacen y mueren como terceras personas, nunca en primera.
A veces el viejo resignado, frustrado, herrumbrado de espinazo curvo, hígado graso y abdomen magro.
También el residuo volátil y efímero de algún triunfo emparentado, siempre ajeno, nunca propio, en una foto que solo aparecen los que la cuentan.
Llevo la mirada convocante de indicadoras falanges dactilares que no saben más que acusar y escarbar mocos con pelos.
Experimento una salud de hierro oxidado, sangre alcalina hiperventilada y humor ácido, reflejo corrosivo de una realidad de chances cuestionables.
Soy poeta estéril y torcido, padre de poemas bastardos, blanco de buenas malas críticas, pero rebosantes de verosimilidad, que suenan lindo, riman feo y dicen lo que la mano sincera que las escribe siente.
Y esta noche sintió.

domingo, 7 de octubre de 2012

Concubino

Tres días tenía el lustro inaugural del segundo milenio.
Yo estrenaba trabajo, domicilio y amigo.
Él me comentó la posibilidad de asistir a un ágape.
Como buen visitante acepté. Por eso de las ofensas más que nada.
Después nos fuimos de gira y trabajamos dos años juntos.
Seguidamente concubinamos un tercio de media docena de lindas primaveras.
Me gustaba su responsabilidad que se suspende por lluvia.
Cuando pienso en lo correcto no me viene a la memoria.
Cuando paso mucho sin verlo rejuvenezco de tristeza.
Cuando nos encontramos desperdiciamos el tiempo y derrochamos la vida.

viernes, 5 de octubre de 2012

Catalizador de polaridad

La sonrisa ósea, incompleta, esporádica y casi extinta de una mueca dibujada producto de la felicidad carente.
El atavismo lumpen, harto de los privilegios siempre ajenos, con el puño cerrado, lleno de bronca, palitos cortos y números altos.
Las respuestas esquivas de una realidad demasiado cierta, de una vida estrepitosamente breve y desgarradoramente intensa.
La lengua abrasiva, irreverente y procaz que regurgita vidrio y acetona para escupir rabia y mocos rojos por el solo antojo causal de un destino que dio mucho a uno y nada a otro.
La indiferencia colectiva, catalizador de polaridad, imprescindible a la hora de aplastar a los que no dan nada por tener y catapultar a los que no tienen nada para dar.