sábado, 21 de abril de 2012

Genocidio Neuronal

Es Fidel Castro uno de los últimos grandes ideólogos que la historia nos ha regalado. No vendrán ya nunca más con su estirpe. Con su fin justificando los medios echó a patadas a un traidor y clausuró para siempre el burdel que el imperio merodeaba cada vez que sus fofas mujeres de posguerra no conseguían despertar deseo.
Cuando Ronald Reagan decidió desmontar el caballo de madera que Hollywood le proveía para cambiar Celuloide por Capitolio y Los Ángeles por Washington DC no imaginaba que estaba marcando una tendencia que sería imitada por países de agnosticismo político.
En tiempos donde el genocidio neuronal que la globalización cataliza vuelve imbéciles a electores y elegidos, este sistema de reclutamiento de sufragios es sin duda el chaparrón en el suelo ya mojado.
¿Imaginaba Palito Ortega cuando a la vuelta del Club del Clan la dictadura arrasaba con toda una generación de pibes, mientras él cantaba canciones de mujeres despeinadas, que iba a ser gobernador de la provincia limonera?
¿Acaso la bandera a cuadros que agitaban al Lole en Le Mans susurraba en su oído su posterior vocación por la política?
¿Se veía Daniel Scioli, cuando se deslizaba como un rayo sobre el pelo de agua, décadas mas tarde en un abrazo partido con Néstor Kirchner?
¿Fue Luis Juez humorista o algo por el estilo? Este blend de Mole Moli y Cacho Buenaventura tiene que traer algo escondido.
¿Qué será de Ricky Maravilla por estos días y que sería de los salteños si su proyecto de gobierno se hubiese llevado a cabo?
¿Sabría Hermes Binner que su prestigiosa carrera caería de bruces el día que un achaparrado personaje cómico (dueño del treinta y tres por ciento del trío MIDACHI y que pasa la mitad de su vida disfrazado de mujer, en parte por causar gracia y en parte por un Edipo mal curado) acepte la propuesta del dueño de la Correspondencia argentina?
Creo que aún no es tarde para resembrar el germen de la ideología, en todo caso tendremos que ser pocos, tendremos que ser autodidactas, tendremos que ser verosímiles y tendremos que hacerlo con celeridad, pues en este circo caníbal, pestilento y egoísta nadie lo va a hacer por nosotros.

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