Descargas de ideas recargadas de ironía pero con la certeza de no poder no expresar la subjetividad propia de un tozudo convencido, tratando en vano de fracasar por completo en el mal llamado arte de decir diferente.
sábado, 27 de junio de 2015
Chapaleo
Se levantaba temprano y antes de empezar a trabajar se bajaba un vino blanco en lo de Pepe.
Para el mediodía ya habían pasado unos cuantos. Su vida fue así.
Yo sostenía que me tenía un cariño especial, pues tras el velo de tanta noche alcohólica me contaba, pero también me escuchaba.
Casi al instante comprendí que estaba equivocado, que el cariño no era solo para mí, él era así con todos.
Él tomaba y tomaba, no recuerdo verlo comer: un vulnerable al viento; solo él, su vino y su cigarro.
Una vez sacó la cuenta de los años que hacía de haber tomado su último trago de agua:
-me hace mal el agua- afirmaba.
Y tomaba otro y fumaba.
Y cuando ya casi no podía respirar salía afuera y aguardaba un rato.
En una de esas vueltas a tomar aire se adentró en el boliche y pisando la pino tea, rengo, agitado y sagaz como todo Alfaro, se sentó a mi lado y me contó:
-cuando volví esa mañana mi vieja estaba en el fondo del aljibe, la saqué yo. ¿Cómo querés que siga mi vida después de eso?-
Y se tomaba otro, sin tragar, mirando el techo desvencijado con esos ojos amarillos como un limón, digno del castigo hepático de la vida más difícil de habitar.
Tampoco recuerdo su voz, si su risa.
Me llegó la noticia cuando estudiaba en La Plata.
A veinte metros de mi casa lo encontró mi viejo, tapado por la escarcha.
Su viejo corazón se había cansado de latir justicias ajenas.
Por algo son muchos los buenos que van donde vos.
A casi tantos años te debía este mamarracho de declaración.
lunes, 22 de junio de 2015
Resorte
Por cuestiones que atañen a la Física y sus tediosas normas enunciadas en forma de “Principios”, es que no podrá jamás un resorte, devolver con trabajo la energía insumida en forjar su acero.
Por suerte, a diferencia de este enrulado mecanismo, tenemos en algunas personas una verdadera situación contrincante. Los habemos testarudos, vergonzosos, diestros, friolentos, ansiosos, alérgicos, presumidos, miopes, altivos, amorosos, madrugadores, con pie plano. Y dentro de tan disímil variedad, los hay también quienes poco tienen, o que nada han recibido, y sin embargo pueden darlo todo a cambio de nada. Un fenómeno incapaz de reproducirse en el universo cartesiano de la factibilidad termodinámica. Verdaderos islotes que resisten en los dominios del furioso Poseidón de las mayores miserias humanas.
Las gentes de este mundo, incoherentes por comodidad, rompen en ocasiones con la tajancia estéril de las ciencias duras para dar lugar a emergentes emociones.
En un intento por reconocer a los hombres y mujeres, que habiendo pasado lograron dejar algo, es que remito en estas líneas mi más desapercibido reconocimiento.
domingo, 31 de mayo de 2015
Inspiración
Baja la atención y gobierna el sigilo.
Se produce ceguera, se mutilan instintos.
La persona abandona la primera y salta a la tercera. Puedo verse.
El tiempo ancla sus agujas y nada importa. La muerte tendrá que esperar unos minutos.
El apetito voraz de la soledad no da lugar a nada más. Solo vos y su fuerza gravitatoria, capaz de engullir al ego, la sed, la medicina, el amor.
Y vulnerable como quien acaba, le perteneces al papel como los instantes al tiempo, para dar entonces lugar a suceder.
Y entonces sucede.
jueves, 28 de mayo de 2015
Nagasaki
Durante los primeros días de agosto de 1945 se sentó el precedente de la mayor aberración estrictamente planificada por el género humano en manos del mayor estado sicario de la historia venida y venidera.
Little Boy en Hiroshima con Uranio en su abdomen y Fat Man, un tanto más gordita, tres días después en Nagasaki, ésta vez a fuerza de Plutonio, detonaron como estaba previsto a seiscientos metros de altura, para alcanzar de este modo la mayor destrucción posible.
Ciento cincuenta mil personas se volatilizaron de la superficie terrestre en una bola de fuego que alcanzó el millón de grados Celsius en tan solo dos segundos, uno por cada bomba, con el solo objetivo de demostrar supremacía.
Estados Unidos labraba de un modo jamás visto, y repito, tan solo a modo de ejemplo, la página más negra de su ya lúgubre historia.
Cuarenta años después, durante el "aniversario" de tan nefasto acontecimiento,Paul Bregman, navegante del bombardero B-29, el famoso "Enola Gay" que arrojó la bomba sobre Nagasaki, no pudo con semejante carga. Resolvió ahorcarse en su propia casa.
Al igual que "Fat Man" y "Little Boy", nunca llegó al suelo.
Little Boy en Hiroshima con Uranio en su abdomen y Fat Man, un tanto más gordita, tres días después en Nagasaki, ésta vez a fuerza de Plutonio, detonaron como estaba previsto a seiscientos metros de altura, para alcanzar de este modo la mayor destrucción posible.
Ciento cincuenta mil personas se volatilizaron de la superficie terrestre en una bola de fuego que alcanzó el millón de grados Celsius en tan solo dos segundos, uno por cada bomba, con el solo objetivo de demostrar supremacía.
Estados Unidos labraba de un modo jamás visto, y repito, tan solo a modo de ejemplo, la página más negra de su ya lúgubre historia.
Cuarenta años después, durante el "aniversario" de tan nefasto acontecimiento,Paul Bregman, navegante del bombardero B-29, el famoso "Enola Gay" que arrojó la bomba sobre Nagasaki, no pudo con semejante carga. Resolvió ahorcarse en su propia casa.
Al igual que "Fat Man" y "Little Boy", nunca llegó al suelo.
miércoles, 6 de mayo de 2015
Los miedos
Es en ellos donde encuentro los precursores de las mayores patologías capaces de causticar hasta la más robusta salud intelectual.
Es por ejemplo el miedo la piedra fundacional del racismo. El temor a la sublevación de esa fauna despreciable, siempre tan atenta para desertar del lado desfavorable de la opresión que les ha tocado.
A la homofobia también puedo entenderla de un modo similar. En este caso juega un papel fundamental la ignorancia y si bien es común denominador entre todos los miedos, creo que aquí el acento deja de ser prosódico para ortografiarse. El profundo temor a despertar curiosidad en mandatos prohibidos ordena ocluir esfínteres, y considera aberrante a quien ose deleitarse con una sexualidad libre a su antojo; olvidando lastimosamente la premisa primordial de la sexualidad que nos dice que no se la elije, sino que se la disfruta.
El machismo, terco flagelo a vestir siempre las modas, tiene a sus mejores exponentes inmersos en un profundo temor, el temor a una devastadora igualdad. Muy a pesar de la imagen antagónica que sus deleznables portadores pretendan mostrar, estos son sujetos que, literalmente, se mueren de miedo.
Utilizado por gobiernos tiranos y en agonía, el miedo a una amenaza externa inoculado en la población civil es opio puro, induciendo guerras de la noche a la mañana, con el consiguiente pingüe negocio de la reconstrucción de naciones.
Existe dentro de los miedos un tipo particular de emociones, que es tanto para quienes lo atraviesan, como para los profesionales que lo tratan, el más complejo de trabajar. En este caso el flagelo borra sus fronteras, vacía su contenido, se vuelve intangible, se indetermina como objeto y quien lo padece no es capaz de identificarlo. No hay perro a quien matar para acabar con esta rabia. Una patología que se retroalimenta de su mismo padecimiento. Una situación del individuo de máxima individualización y vulneravilidad. El miedo al peligro, el peligro de una amenaza, la amenaza del miedo. El miedo al mismísimo miedo.
El miedo a ser diferentes, a no pasar por el aro, a ser gordos, flacos, feos, a tener menos éxito que el vecino, a la frustración, al qué dirán; en cada situación siempre habrá alguien intentando obtener de todo esto su propio lucro.
Prozac, Alplax, Clonazepam, Escitalopram son solo algunos de los barnices psicoquímicos, con que la industria farmacéutica obtiene de ésta humana debilidad su millonario beneficio, revistiendo el síntoma sin atacar la causa.
Para terminar y a modo de fresa, las religiones han de ser y se me ocurre, los movimientos que más rédito han sacado de este fenómeno. Carentes de ocurrencia, frívolas, inorgásmicas, basadas en Libros que plagian lo antes plagiado, y con una terminología que recalca la culpa, el castigo, el pecado, la prohibición y tantas delicias mas; estas organizaciones capaces de superar los límites de lo aborrecible han utilizado los temores de la humanidad para obrar a sus anchas y salir sin mácula alguna.
En una carrera darwiniana, desde la cima de la montaña trófica y cagando a los de abajo, la Selección Natural muestra con crudeza evolutiva el atentado psíquico que sufre nuestra especie, desvistiendo vulnerabilidades y corriendo el riesgo de la autodestrucción. Todo sin la mas mínima necesidad de padecer mutaciones defectuosas en las bases nitrogenadas de la gran molécula helicoidal.
Es por ejemplo el miedo la piedra fundacional del racismo. El temor a la sublevación de esa fauna despreciable, siempre tan atenta para desertar del lado desfavorable de la opresión que les ha tocado.
A la homofobia también puedo entenderla de un modo similar. En este caso juega un papel fundamental la ignorancia y si bien es común denominador entre todos los miedos, creo que aquí el acento deja de ser prosódico para ortografiarse. El profundo temor a despertar curiosidad en mandatos prohibidos ordena ocluir esfínteres, y considera aberrante a quien ose deleitarse con una sexualidad libre a su antojo; olvidando lastimosamente la premisa primordial de la sexualidad que nos dice que no se la elije, sino que se la disfruta.
El machismo, terco flagelo a vestir siempre las modas, tiene a sus mejores exponentes inmersos en un profundo temor, el temor a una devastadora igualdad. Muy a pesar de la imagen antagónica que sus deleznables portadores pretendan mostrar, estos son sujetos que, literalmente, se mueren de miedo.
Utilizado por gobiernos tiranos y en agonía, el miedo a una amenaza externa inoculado en la población civil es opio puro, induciendo guerras de la noche a la mañana, con el consiguiente pingüe negocio de la reconstrucción de naciones.
Existe dentro de los miedos un tipo particular de emociones, que es tanto para quienes lo atraviesan, como para los profesionales que lo tratan, el más complejo de trabajar. En este caso el flagelo borra sus fronteras, vacía su contenido, se vuelve intangible, se indetermina como objeto y quien lo padece no es capaz de identificarlo. No hay perro a quien matar para acabar con esta rabia. Una patología que se retroalimenta de su mismo padecimiento. Una situación del individuo de máxima individualización y vulneravilidad. El miedo al peligro, el peligro de una amenaza, la amenaza del miedo. El miedo al mismísimo miedo.
El miedo a ser diferentes, a no pasar por el aro, a ser gordos, flacos, feos, a tener menos éxito que el vecino, a la frustración, al qué dirán; en cada situación siempre habrá alguien intentando obtener de todo esto su propio lucro.
Prozac, Alplax, Clonazepam, Escitalopram son solo algunos de los barnices psicoquímicos, con que la industria farmacéutica obtiene de ésta humana debilidad su millonario beneficio, revistiendo el síntoma sin atacar la causa.
Para terminar y a modo de fresa, las religiones han de ser y se me ocurre, los movimientos que más rédito han sacado de este fenómeno. Carentes de ocurrencia, frívolas, inorgásmicas, basadas en Libros que plagian lo antes plagiado, y con una terminología que recalca la culpa, el castigo, el pecado, la prohibición y tantas delicias mas; estas organizaciones capaces de superar los límites de lo aborrecible han utilizado los temores de la humanidad para obrar a sus anchas y salir sin mácula alguna.
En una carrera darwiniana, desde la cima de la montaña trófica y cagando a los de abajo, la Selección Natural muestra con crudeza evolutiva el atentado psíquico que sufre nuestra especie, desvistiendo vulnerabilidades y corriendo el riesgo de la autodestrucción. Todo sin la mas mínima necesidad de padecer mutaciones defectuosas en las bases nitrogenadas de la gran molécula helicoidal.
miércoles, 22 de abril de 2015
La poesía
Es lo más intenso que podrás encontrar en el universo de las letras. Esta intensidad es debida a su extensión justa, de modo que podrás sumergirte en ella sin que el mundo se interponga, para catapultarte y aterrizar, todo en un mismo acto. Solo un tamaño así posibilita semejante carga semántica, el peso de sus palabras o condensar tamañas emociones. Adherir a la teoría que la poesía se deba escribir de un “tirón” es tan erróneo como darle al perro la libertad de visitar la jaula del león. Pensar que una novela pueda cargar semejante voltaje y salir vivo de ella, es como intentar darse un banquete con una lasagna de anchoas. Podrás ser crítico de ella una vez alcanzado el remate, lo que no podrás ser es indiferente. Habrá la poesía logrado su cometido solo cuando el lector haya sido intervenido por sus palabras. Antonomásicamente no hay género más desgarrador que éste. La vida de quien navegue sus meandros deberá mínimamente cambiar una vez culminada su lectura. Quien no logre transmitir en breves líneas una fuerte dosis emotiva, no estará en condiciones de escribir poesía, quien no logre asimilar los sentimientos en ella plasmados, debería intentar con otra cosa.
martes, 21 de abril de 2015
Aburrido
Soy un tipo aburrido.
Algo se almorzó mi diversión.
Discrepo con el deporte y aborrezco los juegos de mesa.
No me encuentro en reuniones de la escuela y puedo arruinar una charla en tiempo record.
Mis creencias las determina el aro de mi pupila.
Trabajo con protocolos y me valgo de precintos.
Soy la envidia de nadie y el ejemplo de ninguno.
Me disfrazo de un cuerpo bobo.
Salgo a pasear sin el perro.
Soy un tipo aburrido.
A veces me gusto así.
Algo se almorzó mi diversión.
Discrepo con el deporte y aborrezco los juegos de mesa.
No me encuentro en reuniones de la escuela y puedo arruinar una charla en tiempo record.
Mis creencias las determina el aro de mi pupila.
Trabajo con protocolos y me valgo de precintos.
Soy la envidia de nadie y el ejemplo de ninguno.
Me disfrazo de un cuerpo bobo.
Salgo a pasear sin el perro.
Soy un tipo aburrido.
A veces me gusto así.
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